Este mismo discurso rápidamente a instalado la violencia como
sinónimo de terrorismo y sin duda esta afirmación implica una connotación
política, el miedo en su aceptación más extrema es la instalación del terror
como forma de gobernar, lamentablemente la historia de la humanidad está llena
de estos ejemplos y nuestro país no constituye una excepción.
Estos mismos discursos oficiales, independiente del color de
quienes lo propagan, vienen pregonando que en Wallmapu hay terrorismo, el
actual presidente de la república, en su entrevista en canal 13 el día 26 de
Diciembre del año 2018, aseveró que se han quemado iglesias con mujeres y niños
en su interior, lo que fue refutado por uno de los periodistas presentes, pero
¿esta afirmación fue casual? O más bien, ¿se pretende instalar el discurso
oficial como verdad oficial y en consecuencia irrefutable?
Pero ¿Es verdad que existe terrorismo en Wallmapu?
Para responder a esta pregunta, lo primero que tenemos que indagar
es ¿Qué entendemos por terrorismo?
Debemos concordar que la violencia posee en si misma diversas
manifestaciones, pero generalmente la asociamos a la agresión física que una
persona ejerce sobra otra y nos olvidamos de otras formas de violencia que se
han hecho tan habitual en nuestra sociedad contemporánea que lo asumimos como
un acto normal, tan normal que nos agredimos a nosotros mismos, como lo
sostiene Byung Chul Han[1].
Para el geógrafo político David Slater el Terrorismo lo
define como transferir a otros nuestros valores y prácticas porque las
consideramos superiores a los de otros.
Negar la condición humana a otro ser humano y por esta vía
arrancarle sus derechos inalienables constituye en sí mismo un acto de
violencia. Cuando este hecho es masivo en la sociedad, hablamos de terrorismo
de Estado, característica de toda dictadura.
Roger Bastide en su libro El Prójimo y El Extraño, se
preguntó cómo fue posible que un grupo de no más de 300 españoles fueran
capaces de apropiarse de un imperio tan basto y complejo como lo fue el Imperio
Inca.
La clave para este autor fue que el Inca, era para su pueblo
un ser sagrado, descendiente de Wiracocha, y en consecuencia instalado como
columna vertical del ethos y la cosmovisión del mundo incaico.
¿Cómo podemos calificar el acto por el cual Francisco Pizarro
decide terminar con la vida de Atahualpa? ¿Fue un crimen político? ¿Fue un
asesinato a mansalva? O ¿Fue un acto terrorista?
Lo que vivieron los súbditos del Inca fue un verdadero
terror, sucedió lo que nunca pensaron que sucedería, el descendiente de
Wiracocha asesinado en la plaza pública. A partir de ese momento todo se
derrumbó, su cosmovisión entró en una profunda crisis perdiendo el sentido de
su existencia, éticamente vacíos, el terror se apropió de sus vidas, quedaron
en la vulnerabilidad más absoluta, lo que se tradujo en la más abyecta
dominación por parte de los españoles. Este terror se transformó en un miedo
inhibidor, limitante y aprehendieron cuan bárbaro puede ser el extraño.
Los dominadores recién llegados expropiaron sus tierras y sus
ganados, crearon las mitas y las encomiendas, y los indios transformados en
esclavos.
Todo su universo significativo, todo su simbolismo fue
declarado herejía o brujería y todo el saber ancestral conoció la hoguera, ya
fuesen sus códices o las personas capaces de escribir y leer esas claves.
Para el recién llegado no fue suficiente la derrota política
y militar, era necesaria la destrucción de todo su simbolismo, se aplicó una
violencia simbólica.
Desde el punto de vista de los pueblos ancestrales, la
conquista española fue un acto terrorista y por ello, pese a los siglos
transcurridos, las cartas de Fray Bartolomé de las Casas, dirigidas al rey de
España, continúan siendo una prueba de dichos actos bárbaros.
Estas cartas reflejan la ideología del conquistador de no
considerar al extraño, al prójimo, en definitiva, al indio, como un ser humano.
Si se le negaba esta condición podría ser objeto de las más brutales
explotaciones y aberraciones que un ser humano puede acometer contra otro ser
humano. Por el contrario, si era un ser humano, tenía la misma condición que el
conquistador y no podía ser objeto de ignominia.
Para todos los pueblos ancestrales de América, la tierra
constituye el eje central de su actividad económica y de su espiritualidad, por
ejemplo, los aimaras la denominan Pachamama, madre tierra, porque todo provine
de ella.
Esta concepción de la tierra la expresa el Jefe Seattle en su
carta al presidente de EE. UU:
¿Cómo se puede comprar
o vender el cielo o el calor de la tierra?, esta idea nos parece extraña.
Si no somos dueños de
la frescura del aire, ni del brillo del agua, ¿Cómo podrán ustedes comprarlos?
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo, cada aguja brillante de
pino, cada grano de arena de las riberas de los ríos, cada gota de rocío entre
las sombras de los bosques, cada claro en la arboleda y el zumbido de cada
insecto son sagrados en la memoria y tradiciones de mi pueblo. La savia que
recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo los recuerdos del hombre piel
roja.
Esta concepción del mundo y del universo esta en la filosofía
mapuche, constituyéndose en uno de sus ejes fundamentales.
¿Qué buscó finalmente la mal llamada pacificación de la
Araucanía?
No fue una propuesta de comprar sus tierras, fue simple y lisa
y llanamente una usurpación de las tierras de los mapuches, Wallmapu fue
invadido por el Estado chileno, violando el acuerdo de Tapihue y esta invasión
se sostuvo por el tipo de armamento que poseía el ejército chileno que los mapuches
no estaban en condiciones de equiparar.
Pero no sólo estuvo la expropiación de tierras, estas fueron
acompañadas por verdaderas campañas de genocidio encabezadas por Cornelio
Saavedra, Domingo Salvo, Vicente Villalon, Mauricio Barbosa, todos ellos
mencionados en el libro Crónica Militar de la Conquista y Pacificación de la
Araucanía[2].
Cosechas arrasadas, matanza de sus ganados, asesinatos
masivos de comunidades completas. ¿Qué es esto? ¿Una guerra declarada unilateralmente,
por el Estado chileno, contra un pueblo que carecía de armas para enfrentarlo o
fue una seguidilla de actos terroristas?
Pero también hay una violencia simbólica permanente, aquella
que niega los nombres originales, sustentados en la toponimia proveniente de los
pueblos ancestrales. Estos son cambiados por otros nombres muchos de los cuales
se instalan simbólicamente para recordarles que no son un pueblo libre, el
ejemplo más alevoso es Puerto Saavedra.
Todos estos actos fueron cometidos por agentes del estado que
actuaron por ordenes de los respectivos presidentes o ministros del Interior;
lo que se vivió y vive hoy en Wallmapu, son actos terroristas por parte de
agentes del Estado contra la nación mapuche, ¿Qué otra explicación tiene el
asesinato de Camilo Catrillanca? Y junto a él una larga lista que ya nos debe
resultar vergonzosa.
El discurso oficial insiste majaderamente en actos de
violencia en Ercilla que proveniente de parte de integrantes de algunas comunas
mapuches, pero basta leer la novela de Jorge Volpi cuyo título es Una Novela
Criminal, basada en un hecho real, para comprender que la complicidad entre los
diversos poderes, con una policía corrupta y con medios de comunicación al servicio
de estos poderes, pueden condenar a los comuneros o a sus comunidades, sin
importar si son inocentes.
Tal vez en Chile, alguien como Volpi, podría escribir una
novela titulada “Operación Huracán”
¿Qué riqueza esconden las tierras de temucuicui que son
objeto de terrorismo de estado? ¿Qué
empresario quiere extender sus negocios a costa de las tierras de los mapuches?
Al conmemorarse los 100 años de la Matanza de la Escuela
Santa María, el entonces ministro del Interior, Señor Belisario Velasco, pidió
perdón a Iquique y a los trabajadores por la masacre perpetrada contra los
obreros del salitre por militares del Estado chileno.
¿Cuánto tiempo debemos esperar para que el Estado de Chile,
reconozca y pida perdón por los asesinatos de comuneros mapuches?
¿Cuánto tiempo debemos esperar para que el Estado de Chile
reconozca la existencia de la nación mapuche y de otros pueblos originarios?
Podemos ser un solo país con diversas naciones en su
interior, esto nos engrandecería porque
la discriminación daría paso a la Tolerancia como valor fundamental de nuestra sociedad.
Omar
Williams López
Sociólogo
[1]
Byung-Chul Han, Topología de la Violencia.
[2]
Leandro Navarro Rojas, Crónica Militar de la Conquista y Pacificación de la
Araucanía.