martes, mayo 05, 2015

Bolivia de Evo Morales derrumba los mitos del Neo liberalismo por Rafael Gumucio Rivas


                El neoliberalismo no corresponde a la ciencia económica, ni tampoco es un mero pragmatismo: el tema de “el fin de las ideologías” es una mera especulación, sin ningún asentamiento en la realidad. El neoliberalismo, según mi amigo Jorge Vergara, uno de los especialistas connotados sobre el tema, es una utopía – agrego, una de las más radicales del mundo contemporáneo – y como tal, tiene una serie de concepciones rígidas y principios dogmáticos que, para sus apologistas, no pueden ser cuestionados.
                La Bolivia de Evo Morales tienen el mérito haber roto con muchos de los prejuicios neoliberales: por ejemplo, la nacionalización de los hidrocarburos, una de las principales fuentes de riqueza natural de ese país, en vez de generar un retroceso económico – como lo sostiene la ortodoxia de los neoliberales – se ha constituido en un factor fundamental en el crecimiento y desarrollo de Bolivia, en estos últimos años, que ha logrado, en 2013, un 6,8% de crecimiento, y un promedio, hasta ahora, de un 5,6%. Desgraciadamente, en Chile aún predomina la casta neoliberal de los antiguos y nuevos ricos que han hecho imposible la renacionalización del cobre y de otros minerales que, por cierto, provocarían un crecimiento muy superior al mediocre 3% actual – en estos últimos meses se está reduciendo al 1% -.
                Uno de los  méritos de las políticas implementados por el ministro de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia es el relacionado el crecimiento con políticas de igualdad y justicia social en beneficio de la mayoría de la población. Durante el primero y segundo gobiernos de Evo Morales, el coeficiente Gini – que mide la desigualdad – ha bajado de un 0.57 puntos a 4.48 puntos, lo cual significa un avance de un punto completo, mientras que Chile mantiene, durante toda la transición y hasta ahora un 0.57. El gobierno de Evo Morales ha logrado reducir la extrema pobreza – una de las más marcadas de América del Sur – de 68% al 35%, y pretende llegar, a final de su tercer mandato, al 18%.  En el área educacional, también ha alcanzado reducir el analfabetismo en forma drástica.
                Según el recién reelecto Presidente, Bolivia se convertirá en una potencia energética en la región, que se siempre se ha caracterizado por la diversificación de las fuentes naturales; Chile, a diferencia de Bolivia, tiene la energía más cara entre los países de la OCDE, y una matriz energética gasificada y muy poco diversificada; por la estupidez y empecinamiento de los chauvinistas – tipo Jorge Tarud e Iván Moreira, entre otros – Chile se ha visto impedido de construir con Bolivia un poderoso polo de desarrollo en el Norte Grande, idea que estuvo en nuestra historia, en la mente de Horacio Walker, en los años 40, pero que, con el correr del tiempo, se dejó de lado.
                Según Evo Morales, Bolivia debe convertirse en un país industrializado y, posteriormente, en generador de capital humano; Chile continúa siendo un país dependiente del cobre, a causa de las políticas neoliberales de Pinochet y de sus sucesores, los ineptos gobiernos de la Concertación.
                Vayamos al grano: “el problema no es la economía, es el poder” y Evo Morales tuvo la audacia de aprovechar una coyuntura de ruptura en la sociedad boliviana para convocar a una Asamblea Constituyente, que permitió colocar los cimientos de la fundación de la nueva Bolivia; en Chile, las castas políticas, con personajes como Camilo Escalona, Andrés Zaldívar, entre otros, se han atrevido a decir que pedir una Constituyente equivaldría a fumar opio y, en el fondo, su pretensión es seguir manteniendo los privilegios de una monarquía presidencial y con partidos feudales.

Rafael Luis Gumucio Rivas

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